Organizar una boda ya es bastante desafiante por sí solo: desde el lugar perfecto, el vestido de ensueño, hasta los centros de mesa que «no se ven ni mucho ni poco». Pero si a eso le sumas a tus suegros decididos a ser co-planificadores del evento, la situación puede volverse un poquito más… interesante. ¿Qué hacer cuando tus suegros deciden que saben más que un wedding planner? ¡No te preocupes! Aquí te damos algunos consejos efectivos (y divertidos) para sobrevivir a este «extra» en la organización de tu gran día.

1. El «Plan suegros»: asignarles tareas clave

¿Quieren ser parte de la acción? ¡Perfecto! Hay una estrategia infalible para que se sientan involucrados sin que dominen la situación: asignarles tareas “importantes”. Piensa en elegir las servilletas, o mejor aún, encargarles la selección del confeti biodegradable. Es un win-win: ellos sentirán que han sido fundamentales en la boda, y tú… bueno, tú te puedes centrar en lo que realmente importa, como el glitter bar o la playlist de la fiesta.

2. El truco del: “es tendencia”

Los suegros tienen décadas de experiencia, pero a veces su visión de lo que es una boda perfecta no se actualiza desde el siglo pasado. Si tu suegra quiere que te cases con el vestido de su abuela (sí, el que tiene más volantes que un disfraz de flamenca), usa el truco infalible del “es tendencia”. Solo necesitas pronunciar la mágica frase: “¿Sabes qué está súper de moda ahora? ¡Bodas minimalistas!”, o “Este año lo que más se lleva son las flores secas”. Ya sabes, todo es cuestión de persuasión.

3. La diplomacia del «ya lo tenemos cubierto»

Cuando tus suegros sugieran ideas como contratar a la banda local de jazz que escucharon en una boda en 1985, responde con una sonrisa y un: “¡Ya lo tenemos cubierto!”. De esta forma, evitas discusiones innecesarias y, al mismo tiempo, ellos sienten que te importa su opinión. La clave aquí es ser tan diplomático como si estuvieras en una cumbre de la ONU.

4. La táctica del “eso cuesta más”

Este es un clásico cuando los suegros comienzan a tener ideas extraordinariamente extravagantes. ¿Quieren fuegos artificiales, bailarines y una fuente de chocolate gigante? Aquí es cuando dices, con cara seria: “Eso suena increíble, pero… ¿has visto lo que cuesta?”. Nada frena más rápido las ideas desbordadas que un cálculo mental de lo que podría salir de la cuenta del banco.

5. El comodín del amor: “Quiero que sea especial para nosotros”

Si las cosas se ponen tensas, siempre tienes tu as bajo la manga: el comodín del amor. Cuando tus suegros insistan demasiado, míralos directamente a los ojos y di: “Lo único que quiero es que esta boda sea algo especial para nosotros”. Este es un golpe bajo, pero muy efectivo. Después de todo, ¡nadie puede decirle que no a una novia (o novio) emocionado por su gran día!

6. Ríete de todo… ¡y respira hondo!

Si algo está claro, es que en el proceso de organizar una boda vas a necesitar sentido del humor. Hay momentos en los que lo mejor que puedes hacer es reírte de la situación. Imagínate la historia que contarás dentro de unos años: «¿Recuerdas cuando tus padres querían que llegáramos a la boda en una carroza con caballos?«. Así que, antes de perder la paciencia, ¡respira hondo y mantén la calma! Al final, lo importante es que te casas con la persona que amas… y los fuegos artificiales pueden esperar.

Aunque la participación excesiva de los suegros pueda parecer una película de terror, con un poco de humor y estrategia puedes surcar las aguas de la planificación de tu boda sin perder la cabeza. Recuerda: una sonrisa, un poco de diplomacia y la frase «es tendencia» pueden hacer maravillas.

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